sábado, 18 de octubre de 2008

VÍCTIMAS DE LA ADMINISTRACIÓN. Olvidados por todos.


Desde que entró en vigor la Ley de Pevención de Riesgos Laborales, y las sucesivas ampliaciones que a este marco se le ha dado, hemos ido concienciandonos de que lo que antes era visto como algo normal, como algo inerente al desarrollo de las funciones de cada uno de nosotros en nuestro puesto de trabajo, leasé los accidentes laborales, son sin lugar a dudas, hechos del todo evitables o cuando menos, circunstancias que se pueden reducir a su mínima expresión.
Esta ley, a la que afortunadamente se le emparejan una serie de sanciones por su no observancia ( si no fuese así quedaría como una mera declaración de buenas intenciones ) ha conseguido no solo cambiar la mentalidad del empleado, sinó la del empleador, por el hecho de que es en el, en quién recaen la practica totalidad de las responsabilidades que pudieran derivarse.
Cuando se sufre un accidente laboral, es relativamente fácil delimitar responsabilidades, aunque no sea ese el espíritu de la Ley de Prevención. La relación causa-efecto dificulta enormemente el poder eludir responsabilidades a quién las tiene.
Pero ¿que ocurre cuando el efecto no es inmediatamente posterior a la causa? Pués que delimitar responsabilidades de esta causa, resulta misión harto complicada. Pero los efectos, son tanto ó más dramáticos, si cabe.
Nos apuntamos a los tristes titulares que nos hablan de trabajadores muertos en accidentes laborales o que quedan irremediablemente marcados de por vida a consecuencia de ellos. Reivindicamos, como no podia ser de otro modo, el que esta lacra tenga fín. Pero paralela e inconscientemente, nos apuntamos a reivindicar la inmediatez, hacernos protagonistas de parte de la noticia de rabiosa actualidad. Cuando algo es noticia, ahí estamos nosotros exigiendo nuestra parte de protagonismo. Pero ¿y cuando suceden hechos de consecuencias tanto o más desastrosas, que son padecidas por los trabajadores y no son noticia? Pués nos olvidamos, si es que llegamos a conocerlos.
Cuando hablo en primera persona del plural, me estoy refiriendo a la sociedad en general y a nosotros, sindicalistas, dentro de ella.
Existe, dentro de los riesgos a los que los trabajadores nos enfrentamos a diario en nuestro puesto de trabajo, una serie de factores que pueden estar atentando contra nuestra salud, pero que no se muestran de forma traumática, como en el caso de los accidentes. Factores que resultan, en muchas ocasiones, causantes de un efecto, pero que peligrosamente para nosotros, no son los únicos que pueden ser la génesis de una enfermedad.

¿Porqué una enfermedad ha de ser causada por las condiciones laborales, si su causa puede ser cualquier otra, o cuando menos, existe posibilidad para que así sea?. Pues nada, ya tenemos aquí la válvula de alivio que permite respirar tranquilo a los posibles responsables.
Aunque la lista de enfermedades subceptibles de ser reconocidas como enfermedad laboral crece, la dificultad para encontrar una relación directa y sin fisuras entre causa-efecto para quién las padece crea situaciones de verdadera angustia para los afectados, y a aquellos a los que con tanto acierto se nos define en el blog de Balta, no como "corporaciones" que defienden los intereses de los trabajadores, sino como trabajadores unidos y organizados en esta defensa, deberia hacernos sonrojar.
Pretendo que lo que a continuación os relato, sirva no solo para recordar el calvario por el que están pasando estas personas y que en su día ya fue noticia efímera, sino también para hacernos recordar que estos problemas están ahí, y hemos de enfrentarnos a ellos con toda la contundencia de la que seamos capaces y esté a nuestro alcance.
Si viajais por tierras andaluzas, en la provincia de Jaén concretamente, al pasar por la ciudad de Andújar, se os aparecerá en sus alrededores una imagen que puede pasar del todo desapercibida.
En estos terrenos en forma de montículo, está enterrada lo que en su día se conoció como la Fábrica de Uranio de Andújar ( FUA ).
En estos terrenos están enterradas la vida o la salud de muchos trabajadores
La fábrica de Uranio de Andújar se dedicaba al tratamiento de mineral de Uranio para la obtención de concentrado de óxido de uranio con una pureza del 80% al 90%.
Las condiciones en las que los trabajadores de esta fábrica realizaban su trabajo, eran penosas.
José Soto, Presidente de la Asociación de Ex-Trabajadores de la FUA. -"Apenas teniamos un mono de trabajo y unos guantes de goma. El polvo amarillo se nos metía en los ojos, la boca y la nariz"-

Antonio Fernández, Tesorero de la Asociación de Ex-Trabajadores.- "Nos daban un mono para trabajar que tenía que llevar a mi casa para lavar, mezclandolo con el resto de ropa de la familia. Y teniamos unas mascarillas de papel que no protegían de nada, por eso cuando llegaba a casa escupia uranato amarillo".-

Sacramento Rodríguez, a sus 72 años, lleva casi media vida como viuda. Su marido murió con solo 42 años después de caer enfermo, tras pasarse 13 años y medio trabajando en la FUA.- "No sabían que íban como corderos al matadero. Ahí, debajo, donde está enterrada la escombrera de Uranio de Andújar, están las vidas de nuestros maridos. El mio, parecía mi padre, de lo envejecido que estaba, llegaba muy cansado a casa y echaba espuma por la boca. Le dieron de baja y enseguida falleció".
Pero los trabajadores no eran conscientes del peligro que corrían.
Es más, las condiciones en las que desarrollaron su trabajo, siempre estuvieron rodeadas de misterio. Entre la propias familias se hablaba muy poco de como era la vida en el interior de la escombrera. El motivo no era otro que el documento que los trabajadores tenían que firmar cuando entraban en la fábrica, donde se comprometían a no dar información alguna sobre la FUA.
La mitad de los 126 trabajadores que formaban la plantilla de FUA ya han fallecido por distintas patologías asociadas a la exposición a radiaciones provocadas por la extracción de Uranio.
Estos trabajadores llevan 15 años luchando para que se les reconozca una enfermedad profesional, que nunca llega. Los que siguen vivos y las viudas de los fallecidos
Resultados de analisis de orina que se practicaron a estos trabajadores, reflejaron que estos empledos tenían 116 microgramos de Uranio por litro de sangre, cuando el límite de seguridad es de 0,8 microgramos. Pero no es suficiente.
A partir del estudio de 52 trabajadores y 22 historias médicas de fallecidos, el Hospital Reina Sofia de Córdoba emitió un informe, en el que las enfemedades tanto en el aparato circulatorio, como en las articulaciones, la próstata o la piel de estos trabajadores, era de un porcentaje elevadisimo. Pero no era suficiente. Ningún médico quería firmar el que existirea una relación causa-efecto.
Pero la escombrera no solo se clausuró, sinó que se enterró.
"No habrá, desde una perspetiva política, y me comprometo a ello -dijo el Ministro Caldera en Septiembre de 2005- ningún problema en reconocer la gravedad de los hechos y en buscar una solución"-
Sin embargo, lejos de encontrar una solución a sus demandas, estos trabajadores han sufrido un nuevo mazazo.
La consejera de Salud del Gobierno Autónomo andalúz asegura que "su departamento ha cumplido con todos los compromisos fijados en protocolo" ( maldito protocolo) . El INSS ha de determinar la existencia o no de enfermedad profesional, analizando ahora caso por caso.

Los afectados se sienten engañados, defraudados, menospreciados.
Pero el sentimiento que nunca deberían sentir y lamentablemente sienten, es el de desamparo, el de soledad.
A mi, personalmente, me duele, me indigna.
¿ Donde diablos estamos nosotros ?

Paco Fernández, Octubre 2007

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