sábado, 18 de octubre de 2008

EL CUARTO PILAR


Tengo que reconocer, muy a mi pesar, la victoria total en la sociedad del sistema capitalista en el que todos nos sentimos tan cómodos, o no, no lo se. La realidad es que voluntaria o involuntariamente, todos nos hemos o nos han acomodado, con nuestro consentimiento o sin el, a un sistema en el que si de algo se puede prescindir es de la voluntad del individuo. No tratéis de encontrar en estas reflexiones alegatos marxistas porque no los hay. Es mas, si de algo prescinde el marxismo es precisamente de las voluntades individuales. Comparto en esencia las afirmaciones del anarco-sindicalista Ángel Pestaña (este si que era "treintista") cuando definía el marxismo ..” Por lo tanto, al aceptar el marxismo, hay que aceptar que las formas sociales son las resultantes obligadas de las formas económicas, con lo que se destruye en él cuantas ambiciones pueda tener de mejorar su cultura, su moral, su conocimiento y su deseo de saber el cómo y el por qué de todo cuanto le rodea. Es decir, se destruye en él la espiritualidad y cuanto le impulse a buscar lo superior y lo elevado. Se le reduce casi a la condición de bestia. De una bestia un poco más inteligente que las demás bestias; pero se le reduce a tal condición. Pues para él las ideas no significan nada; lo son los hechos económicos". No se andaba con tonterías.
No se trata de reabrir el debate marxismo-capitalismo porque ya no caben más. Lo que intento trasmitiros es la contundencia con la que el sistema capitalista ha anulado cualquier disidencia a sus postulados y como ha invadido, casi sin resistencia, cualquier territorio de obra o de pensamiento que le fuese, por naturaleza, hostil.
Cuando desde posiciones sindicalistas se dan réplicas en términos económicos a cualquier problema o reivindicación laboral, no estamos haciendo mas que entregarnos.
Cuando levantamos banderas, por ejemplo, contra la lacra de la accidentabilidad laboral, y lo hacemos en términos de como los accidentes laborales tienen una repercusión directa del nosecuantosporciento en el PIB solo queda decir “apaga y vámonos”. ¿Por qué diablos lo tratamos todo desde el prisma económico? ¿acaso hemos renunciado a cualquier otro fundamento? ¿nos hemos sometido voluntariamente a una única vertebración social: la económica?. Todo aquello que trata de enfocarse desde otra perspectiva que no sea la pecuniaria nos suena a romanticismo. Incluso las leyes de carácter de protección social acabamos tratándolas y discutiéndolas en términos estrictamente mercantiles. Al iluso del rey Midas, por propia voluntad porque así fue su deseo, todo lo que tocaba se le convertía en oro (menudo marrón). Este sistema todo lo que toca lo convierte en kk, eso si, rentable.
Baste como ejemplo el echar un vistazo a la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia (abreviando, Ley de Dependencia). Los responsables del Gobierno Estatal en el momento de su entrada en vigor, la publicitaban así...la ampliación de derechos civiles con la atención a las personas mayores y las personas con discapacidad. Hemos recuperado en el siglo XXI la tradición socialdemócrata de fortalecer el Estado del Bienestar.....Todas las personas dependientes tendrán garantizado el acceso a servicios sociales y prestaciones económicas. Estas y muchas otras imprecisiones sirvieron de presentación de esta ley a la entonces secretaria de Estado de Servicios Sociales, Familias y Discapacidad, Amparo Valcarce.
Pero hay réplicas más allá de compromisos económicos de quienes realmente son la parte fundamental y realmente importante de la cobertura de esta ley: las personas discapacitadas. José Antonio Nóvoa Romay es miembro del Foro de Vida Independiente y su visión del mal llamado “Cuarto Pilar” no es tan triunfalista ni bucólica como la del Gobierno de turno. Para José Antonio, lo mejor de esta ley es que por fin existe...Se presume que esta ley originará importantes efectos desde el punto de vista humano y de la construcción de la sociedad. Quienes abogamos por los derechos humanos de las personas discapacitadas vemos complicaciones para que esta ley sea un instrumento para lograr su ciudadanía efectiva. Encontramos la trampa del paradigma fundada sobre las creencias, valores y prácticas que condicionan la percepción del fenómeno de la dependencia, conformando una cosmovisión que nos reduce a personas que tienen el derecho a esperar ayuda de manos de profesionales que asumen una potestad categórica. Imposibilita para reconocer a las personas en situación de dependencia como personas con diversidad funcional, sin distinción por criterios de edad o etiología de la insuficiencia, que funcionamos en forma diferente, interactuando con numerosas barreras que impiden la participación en igualdad de condiciones .Alienta los artificios sustentadores del “minusvalismo y el viejismo”. El prejuicio asistencialista incapacita para apreciar a las personas con diversidad funcional en situación de dependencia como ciudadanos que hemos de enfrentar problemas sociales, económicos y políticos que son una manifiesta discriminación de nuestros derechos humanos y civiles. ¿Cómo superar el prejuicio? Contando con los medios para responsabilizarnos de nuestra propia vida.
Realmente no se cuantas de las observaciones de Novoa pudieron ser tenidas en cuenta a la hora de dar forma a la Ley de Dependencia, pero puedo imaginarme cuantas se han pasado por alto.
Lo que estoy seguro que en ningún momento se ha perdido de vista es la repercusión económica de la ley y lo que la diferencia de los sistemas públicos de sanidad, educación o pensiones. Y es el hecho de que los usuarios han de participar en función de sus rentas o patrimonios, algo inaudito que lo convierte en un derecho de calidad inferior. ¿Equivale esto a decir que convierte a los beneficiarios en una clase inferior de personas?.
Pero al margen de los beneficiarios están los beneficiados . Aquellos que han olido de lejos el botín. Estos son los datos que les gusta escuchar: En 2015 se dotará económicamente al Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia con el 1% de PIB.Y eso es mucha pasta. Y ahí están los grupos de interés del sector sociosanitario, ahí está el sector proveedor de servicios y ahí están un largo etc de intereses diversos, fundamentados en el único objetivo común de medrar económica o socialmente. Mientras tanto, los que han de ser el núcleo fundamental de la propia existencia de esta ley, seguirán sobreviviendo en hogares o excluidos en instituciones, pero el brillo de los beneficios nos hará perder de vista que esto no es mas que una forma de opresión.
Y nos iremos a dormir tranquilos.


Paco Fernández, mayo 2008

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